NÚMERO DE VISITAS

martes, 7 de mayo de 2013


L'italiana in Algeri.Luzzati&Gianin-1968

Corto de animación italiano. Visualmente es magnífico, cada fotograma es una postal. Sencillo, delicado, divertido, es como un cuento de Las Mil y una Noches. 
Espero que os guste.



VER:
http://www.youtube.com/watch?v=3E_3Mk1Sp0s


Emanuele Luzzati es quizá una de las principales figuras del arte italiano de la posguerra. Nacido en Génova en 1921, su trabajo ha encompasado los más diversos tipos de manifestación artística. Es pintor, ceramista, decorador, ilustrador (entre las obras ilustradas citamos el Pinocchio de Carlo Collodi, El Visconde Partido al Medio, de Italo Calvino y el Cándido de Voltaire), escenógrafo teatral (realizó más de 400 escenografias para espectáculos en Italia y en el exterior) y, a partir de los años 60, junto a Giulio Gianini, se dedicó al cine de animación.
El cine de animación tiene una larga historia de colaboración con el teatro. Varios cineastas de animación se han dedicado también al arte teatral, sea a través de la creación de escenografías, sea por el uso de obras teatrales o elementos escenográficos del teatro como inspiración para films. Jiri Trnka, importante director checoslovaco de animación con muñecos, antes del trabajo propiamente cinematográfico se dedicó al teatro, creando marionetas para espectáculos. Jan Svankmajer trabajó en el teatro de Praga, y utiliza no pocos elementos de escenografía teatral en sus films. Pero tal vez el caso de Luzzati es uno de los ejemplos más exitosos de colaboración entre teatro y cine, ya que para él se tratan de actividades de cierta forma complementares. En una entrevista sobre su trabajo con el teatro de sombras, afirmó:

En mi trabajo las cosas más importantes son el teatro y el cine de animación. Con respecto a estos dos polos, la sombra está en medio. Si yo hubiera hecho solo teatro no creo que habría comprendido inmediatamente las posibilidades de la sombra, pero al venir del cine de animación hecho con la técnica del “découpage” me resultó mucho más fácil entrar en sintonía con la sombra. Cuando me habéis pedido para colaborar 
en la realización de un espectáculo de siluetas, pensé que sería como unir el teatro y el cine de animación con un tercer lenguaje. Para mí era muy interesante, pues veía tres aspectos diversos de la misma manera de exprimirse. Mientras la ilustración, la cerámica u otros trabajos que hago son fijas, estas tres situaciones expresivas están en movimiento. Pero si el cine de animación es el color en movimiento y en el teatro está el contacto directo con el público, el teatro de sombras es una vía intermediaria 

porque está el contacto con el público pero también tiene las figuras en movimiento.




La italiana en Argelia (L’ italiana in Algeri, 10’), de 1968, fue el segundo film de los dos autores basado en la música de Rossini. Completa la trilogía rossiniana Pulcinella (12’, 1973), que también utiliza la música de Rossini (abertura de Il turco in Italia). Es quizás uno de los trabajos más acertados de Gianini y Luzzati. Además del perfecto acompañamiento que las imágenes hacen a la música, aquí hay también la lograda creación de un personaje humano vivaz y una breve historia de gran empatía con el espectador (Fig. 3). Para Gianni Rondolino, “Rica de momentos no solo humorísticos sino también patéticos y melancólicos, Pulcinella es ciertamente la obra más completa y original de los dos autores italianos”.



Además, en este filmlas referencias al mundo del teatro está presente todo el tiempo, desde el propio protagonista Pulcinella (personaje clásico de la Commedia dell’Arte), a los varios elementos teatrales utilizados en el film. Por ejemplo, en la escena del sueño de Pulcinella, el techo de la casa sobre el cual él se refugia se transforma en un palco de teatro: las cortinas se abren y vemos entonces el proprio Pulcinella que baila en el escenario, observado por los espectadores: el teatro replicado dentro del cine.


En líneas generales el film cuenta la tentativa de fuga de Pulcinella, que sólo desearía dormir, pero es perseguido (en la realidad y en el sueño) por figuras represivas — representadas, en el ambiente doméstico, por su mujer (que lo despierta y lo manda a trabajar), y fuera de la casa por los soldados que lo persiguen por haber “atentado” contra un monumento público. Al final del film, Pulcinella evade sus perseguidores, y consigue volver a su cama para dormir – y soñar. Ese aspecto libertario y humanístico de la temática ha sido resaltado por el célebre director de cine Federico Fellini, que en carta a los autores ha escrito:

He visto el vuestro “Pulcinella”. Bien, recordaréis cuánto me gustó “La gazza ladra”, cuánto admiré la fantasía figurativa, la creatividad humorística, el sentido de la fábula y las geniales soluciones gráficas del vuestro trabajo; no creía que hubierais podido hacer mejor. Con placer les digo que, al contrario, lo habéis logrado.



“Pulcinella” es más bello, tiene algo a más, y este “algo más” es precioso y pertenece a la poesia porque se refiere a un sentimento que en el otro trabajo me parecía menos evidente, y es el sentimiento de lo humano, del sufrimiento, de la necesidad insuprimible de la justicia. Vuestro Pulcinella, aun respetando la tradición de la máscara napolitana que lo pretende un clown fantasioso y canallesco, surreal y inmerso en los problemas de la supervivencia animalesca, cuenta sobretodo el drama grotesco y conmovedor de un hombre que quiere con toda su fuerzas ser libre.


Tomás Enrique Creus

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