NÚMERO DE VISITAS

martes, 27 de agosto de 2019

VISITA A COPENHAGE EN 48 HORAS


Sí, Copenhague es tan impresionantemente bonita como os lo cuentan.

Sacada –casi– directamente de un cuento (luego os explico la ironía de esta afirmación), la capital de Dinamarca es tan encantadora como te lo imaginas. Sus calles llenas de historia están perfectamente cuidadas, sus canales y viviendas recuerdan a un Ámsterdam más limpio y menos caótico, y sus amables lugareños pasearán con una sonrisa en la cara prácticamente a todas horas del día. Da igual el tiempo que haga. No en vano, se supone que los daneses son los más felices del mundo. O eso dicen los estudios realizados al respecto.

Copenhague no es muy grande. Si tenéis algo de tiempo os recomiendo recorrerla a pie, es como mejor se descubre un destino. Veréis varios contrastes de un barrio a otro, ¡desde luego a mí me sorprendieron! No obstante, si contáis con un timing más apretado os recomiendo comprar la Copenhagen Card, que incluye la entrada a diversas atracciones de la ciudad (varias las mencionaré en este post) así como todos los desplazamientos en transporte público de metro, bus y hasta barco.

Si estás planeando tu visita por Copenhague y tienes menos de 48 horas para disfrutarla, os cuento algunas paradas indispensables para llevarse una experiencia completa y un recuerdo inolvidable de la que, probablemente, recordaréis como la ciudad europea más bonita que hayáis pisado.

Jardines de Tívoli, Copenhague

Al lado de la Estación Central de tren (principal punto de entrada directo desde el aeropuerto a unos 15 minutos el uno del otro) se encuentra el Tívoli, un parque de atracciones urbano.

Sí, Copenhague cuenta entre sus calles con una zona de ocio repleta de atracciones, ¡montaña rusa y lanzadera incluidas! Además, es uno de los parques de atracciones más antiguos del mundo y uno de los espacios preferidos de todos los daneses. Fijaos hasta qué punto esto es cierto que el día que fui a visitarlo llovía a cántaros y estaba lleno hasta los topes, incluidas las atracciones que no dejaron de funcionar en ningún momento, y ya os digo yo que los que se montaban en ellas no eran extranjeros.

Abre solo siete meses al año (de abril a septiembre y del 13 de octubre al 5 de noviembre para la época de Halloween) que es cuando funciona al completo. Los decorados de Halloween son espectaculares, el parque entero se llena de calabazas y motivos siniestros característicos de tal festividad. Personalmente me quedé muy impresionado con el detalle y el cuidado con cómo estaba todo presentado.

Si vuestro viaje no coincide durante estos meses, no os preocupéis, podréis entrar igualmente, encontraréis alguna tienda abierta y también los restaurante. Así mismo, en la época de Navidad se suelen poner mercadillos en su interior, por lo que se puede visitar perfectamente si os cuadra de paso. Y es que, otra ventaja es que está situado casi en el corazón de la ciudad, por lo que no tendréis que coger transporte especial aparte.

Plaza del Ayuntamiento de Copenhague

La Plaza del Ayuntamiento, o también conocida como Rådhuspladsen (traducción literal del danés), está situada justo detrás del Tívoli a muy pocos minutos andando.

Dentro de la plaza podemos encontrar varias esculturas, como la Fuente del Dragón; la “chica del tiempo” –ahora ya en desuso– pero que antiguamente marcaba el tiempo que iba a hacer en la ciudad, si era un día soleado salía una muñeca dorada montada en bicicleta, en cambio, si llovía, salía con un paraguas, hoy en día se pueden ver ambas figuras al mismo tiempo en lo alto del edificio; dos músicos tocando el laur en lo alto de una columna; la figura de Hans Christian Andersen; y un museo dedicado a su vida donde, además, se exponen todos los cuentos infantiles que ha escrito con representaciones animadas que nada tienen que ver con las versiones “light” que hizo Disney años más tarde…

Como curiosidad, el Ayuntamiento actual es el cuarto de la ciudad. ¡Cuarto! En Dinamarca tienen un problema con el fuego, y es que los dos primeros ardieron por completo, el tercero se construyó para ser Ayuntamiento y Tribunal, finalmente el actual se inauguró en 1905 y sirve solo como Ayuntamiento, mientras el que fuera el tercer Ayuntamiento se quedó únicamente como sede del Tribunal.

Por otro lado, el Ayuntamiento alberga el popular reloj astronómico de Jens Olsen donde se puede ver el calendario de los próximos 500.000 años. Sí, has leído bien. 500.000. Años. También se celebran bodas y se exponen galerías de arte, entre otras actividades sociales.

En esta plaza empieza la calle comercial por excelencia de Copenhague: Strøget, la cual se extiende hasta nuestra siguiente parada…


Nyhavn

¿Sabéis esas bonitas y variopintas casitas de colores que decoran todas las postales de Copenhague? Os suenan, ¿a que sí?

Se encuentran ubicadas en la zona de Nyhavn, o también conocido como Puerto Nuevo. A ambos lados del largo canal se distribuyen las tan características casas de llamativos colores, cuyos bajos están destinados a la hostelería donde se pueden probar platos típicos de Dinamarca, eso sí, son lugares un poco más caros de lo habitual (dentro de lo caro que ya es de por sí Copenhague), pero si queréis probar auténtica gastronomía danesa, este es vuestro sitio.

El canal está lleno de barcos y se convierte en un paseo muy agradable a cualquier hora del día, si tenéis suerte hasta os saldrá el sol y podréis sacar fotos muy bonitas de las fachadas de las casas. Casas en las que, por supuesto, vive gente actualmente e, incluso, fueron en su día el hogar de personalidades ilustres como Hans Christian Andersen donde llegó a escribir su popular obra “La princesa y el guisante”.

Al final del paseo hay un puente que conduce a la zona de Christianshavn, una vez lo cruzas, a la izquierda se encuentran la impresionante Ópera y el Copenhagen Street Food, un mercado de comida callejera bastante asequible y muy curiosa, ¡hay comida de todo tipo! Todo ello en un ambiente moderno y hipster –personalmente, este sitio fue uno de los grandes descubrimientos de nuestro viaje y que recomiendo encarecidamente acercarse– y la derecha está la ciudad independiente de Christiania.

Ciudad Libre de Christiania, Copenhague

La Ciudad Libre de Christiania es, quizás, uno de los puntos más interesantes de todo Copenhague.

Cada año atrae a más y más turistas, y no es para menos, Christiania se proclamó independiente de Dinamarca, tiene su propio gobierno y sus propias reglas, reglas que tampoco responden a la Unión Europea, de hecho, cuando sales de la Ciudad hay un cartel que indica “you are now entering the UE”, en castellano “ahora estás entrando en la Unión Europea”.

Lo que más llama la atención del lugar a vecinos y extranjeros, además del impresionante arte callejero que se despliega por todos sus muros, es que la marihuana es legal y claro, esto le provoca muchos dolores de cabeza a la policía danesa. Al tener sus normas y gobierno no responden ante ellos y tienen puestos perfectamente visibles por sus calles y plazas para su venta y consumo.

Chistiania se puede recorrer con tours organizados o por libre, no obstante, si se escoge la segunda opción, hay que tener presente las normas de la comunidad antes de entrar, por ejemplo que está prohibido hacer fotografías. El motivo os lo podéis imaginar.

Sus habitantes son amigables, al menos nosotros no tuvimos ningún problema, pero se debe ser respetuoso con sus reglas en todo momento. En verano siempre hay conciertos al aire libre y las cosas están más baratas que en el resto de Copenhague porque sus comercios carecen de impuestos, en el caso de que se quiera comprar algún recuerdo.

La Sirenita, símbolo de Copenhague

El símbolo por excelencia de Copenhague se encuentra en uno de los bordes del parque Langelinie que, curiosamente, tiene forma de estrella si lo ves desde el cielo.

La escultura llama la atención por su tamaño, muchos son los decepcionados cuando llegan a la orilla y se encuentran una Sirenita bastante más pequeña de lo que pensaban. Vamos a ser realistas, tampoco es tan diminuta, tiene el tamaño medio de una persona.

El monumento está construido en representación del cuento original de «La Sirenita» escrito por el ya mencionado Hans Christian Andersen, pero poco tiene que ver con la bonita historia que Disney adaptó, el final del cuento de Andersen –al igual que el resto de los cuentos populares escritos por él– es cruel y desagradable, digamos que la Sirenita no acaba con el príncipe, si no que, en su lugar, se suicida entre terribles sufrimientos, pactado así previamente con la Bruja del Mar, mientras ve cómo Eric la abandona por otra. Mucho mejor el final de Disney, ¿verdad?

La escultura no está rodeada por ninguna vaya, lo cual le ha costado muchos disgustos a los daneses durante años, vandalismo, pintadas, decapitaciones… sí, sí, lo que lees, la Sirena se quedó sin cabeza más de una, dos y tres veces…

No obstante, la estatua goza de fama mundial, no en vano se ha convertido en el símbolo indiscutible de Copenhague. Son muchos los que se acercan a ver cómo ésta mira lánguidamente hacia el mar posada sobre una roca, pero cuidado, precisamente el ser tan accesible tiene sus «nefastas» consecuencias. No es la primera vez que una persona se cae al agua por intentar acercarse más de lo debido. Nosotros llegamos a ver hasta a tres personas precipitarse entre las algas en menos de 5 minutos… ¡avisados quedáis!

Palacio Amalienborgc, Copenhague


Se habla de “Palacio” en singular pero realmente el conjunto está formado por 4 diferentes:El Palacio Brockdorff donde vive actualmente el príncipe con su familia.

El Palacio Moltke se utiliza para hacer galas reales y está abierto al público.

El Palacio Levetzau sirve como residencia temporal para familiares reales y, además, alberga un museo dedicado a la historia de la realeza danesa que se puede visitar perfectamente por el público.

Po último, el Palacio Schack es la residencia de la Reina Margarita II de Dinamarca. Muy querida por el pueblo danés, sorprende que tanto su palacio como los otros tres, carecen de vallas protectoras. No esperéis ver una especie de Buckingham Palace, porque la realeza danesa es muy diferente, hacen vida completamente normal y se integran con los demás residentes de Copenhague. Se puede ver al heredero al trono ir a hacer deporte al parque Langelinie, o a su esposa salir a comprar el pan sin escoltas con total normalidad.

Como curiosidad, es tal el cariño del pueblo por la Reina que es tradición que todos los habitantes de Copenhague vayan hasta la plaza a felicitarla cada 16 de abril por su cumpleaños.

Palacio Christiansborg, Copenhague

Al igual que el Ayuntamiento, el Palacio de Christiansborg también sufrió el paso de los incendios daneses, se reconstruyó varias veces hasta el actual, erigido en el año 1928.

Hoy en día, este palacio sirve como Parlamento y cuenta con una torre desde donde se pueden ver las mejores vistas de la ciudad, cuando el tiempo lo permite, por supuesto.

La visita interior al palacio es 100% recomendable, tiene tapices impresionantes, una biblioteca que hará las delicias de aquellos aficionados a la lectura y un montón de detalles que os trasladarán a todas esas películas de palacio que veis los domingos por la tarde en Antena3. Además de poder conocer de primera mano cómo vivía la realeza danesa de antaño.

Lo único que no merece mucho la pena son las ruinas que hay debajo del edificio principal, si tenéis la Copenhaguen Card podéis echarle un vistazo porque la entrada va incluida, pero si no, nuestra recomendación es que vayáis directamente a ver el palacio por dentro. No os perdéis mucho.

Por otro lado, para seguir aprovechando la Copenhaguen Card, el Palacio de Christiansborg está al lado del Museo Nacional por lo que podéis aprovechar si queréis aprender retazos del pasado histórico de la ciudad, la era de los vikingos, su vida prehistórica, ver fósiles reales de personas, cómo vivían, utensilios que empleaban, etc..."
L'HOMME QUI ATTENDAIT
Theodore Ushev, 2006