NÚMERO DE VISITAS

jueves, 3 de diciembre de 2015

DURATÓN. Gruta "de Pablo Bario"


De Sepúlveda arranca una senda que avanza paralela al Duratón, entre el río y las paredes rocosas en las que anidan los buitres.



En esas paredes hay cuevas que antaño fueron toscos eremitorios.



Pero hay también una de la que nadie da explicación.




Es una gruta cuya entrada aparece bien delimitada por dos pilares y un dintel de piedra.


En el dintel, una inscripción:
“LO HIZO PABLO BARIO. AÑO DE 1829. MARÍA”


 



¿Quién fue Pablo Bario?
¿Por qué construyó esta rudimentaria puerta?
Al parecer, no se sabe. No se alude a él en ninguna parte.




En lo más intrincado de la senda,
Pablo Bario (o quizás Pablo Barrio)
decidió poner puerta a una cueva.




A una cueva oculta en lo más intrincado.
Está cerca del camino, pero es poco visible.




Aquí, un hombre llamado Pablo, quiso hacer algo.
¿Una ermita? ¿Una cabaña? ¿Una ofrenda?




En la roca abierta, ese hombre incrustó dos columnas que marcaron la entrada y sobre ellas colocó un dintel de piedra en el que grabó una inscripción que conservara su memoria. 



Pero algo pasó. El monumento no agradó a los habitantes del bosque.
La intrusión despertó sus iras.




La roca se resquebrajó;
los troncos de los árboles cayeron:
la tierra se abrió dejando sus raíces al descubierto; entre el amasijo de piedras y ramas rotas, creció incontrolada la hierba.




Sólo en ese rincón del camino.
El resto del sendero conserva un aspecto plácido.






Pero en ese rincón la naturaleza se agitó con violencia, se sublevó contra el intruso que pretendió perpetuar su memoria en el dintel de piedra. 




Una debacle de rocas, troncos astillados, arbustos espinosos, oscurece y oculta la entrada de la cueva medio desmoronada


Quizás el interior era la morada de algún ser misterioso que vio perturbada su calma.
Quizás en ese fondo oscuro habita alguna criatura dispuesta a defender el sitio recuperado. 




Alrededor de la ermita olvidada se ha ensombrecido el cielo, se ha levantado el viento,
la penumbra de la cueva se extiende por la tierra circundante,
por la piedra húmeda cubierta de musgo, por las hojas  
podridas, convertidas en gran nido de insectos.


Por algún motivo, los moradores de la naturaleza no quieren que nadie entre aquí.
Había algo en esta cueva que no debía ser violado.




Quizá el cuerpo del constructor yace en esa oscuridad, consumido por la naturaleza enfurecida. 



Perdido en esa oscuridad, su cuerpo sin tumba
quizás ha sido devorado por los insectos
que se agitan bajo las hojas muertas,
enviados por los seres invisibles que, por algún motivo, no desean que nadie 
se acerque a esta grieta abierta en la roca.



Aquí el viento acumula frío oscuro, nubes negras, la humedad de la hojarasca parda, un silencio lóbrego.
Quizás hay alguien ahí dentro, vigilando,
para que no entre nadie. 



Vigilando, por si alguien decide quedarse, como el arquitecto. Vigilando, mirando desde la oscuridad del interior de la cueva,
dispuesto a expulsar a cualquiera que intente penetrar en ella.
Quizás el arquitecto violó una ley desconocida,
penetró en un espacio vedado y despertó presencias peligrosas.




domingo, 29 de noviembre de 2015

«SEPTIEMBRE»
 de Gloria Gervitz 1943
El mejor poema de la Historia es aquél que te acaba de salvar. No puedo, no sé decir otra cosa ante lo que aquí se deja , que forma parte de MIGRACIONES, un libro –o un poema– interminable, traducido al alemán, al hebreo, al japonés, al inglés, al italiano, al portugués…el único que ha escrito su autora, la gloria que esta Gloria mexicana no acabará nunca, así hasta que la llamen, o se vaya.
1
dice:
toca
¿sientes?
¿sientes cómo te desborda?
ese fluir
ese gozo
míralo 
no se dice 
es tú misma
en ti
hablo de los pulsos 
no es la luz
es tú
tú en luz
el corazón en luz 
luz disuelta en clorofila
¿la oyes?
2
fluye
se inclina
dócil 
húmeda
dice: 
¿escuchas?
es tu respiración
estás viva
y estás aquí
y lo que hubiese querido ser
y más
y más
no es que pueda explicar
pero 
esto soy yo
éstos los días
la vida y
3
¿en que parte
de mí
estoy?
¿adónde? 
y esta alegría casi
azul
como un lote baldío
parece un águila 
un quetzal 
hey no te vayas
dice una voz
dentro
de mí 
quédate
4
estoy 
me dejo estar
oigo mi respiración
que es también la tuya
no sé a quién le hablo
el viaje
en lo más solo
necesita ser
compartido
y la luna
donde se ahogó Li Po
baja
hasta el estanque
y yo
que siempre soy otra
y la misma
aquí
en este año de mi edad 
que son todos los años 
aquí 
en el calor
del final del verano 
en esto que siento
alta
indómita
como una sequoia
como una yegua joven 
súbita
impredecible 
y en su vuelo
la palabra
ahí
donde la luz
se dobla