DESDE EL OTRO LADO DEL ESPEJO

domingo, 28 de abril de 2013

EL DUELO de Waldemar Mordarski (2002)

Imágenes al carboncillo

En medio de un bosque nocturno dos soldados medievales luchan encarnizadamente entre sí; una batalla que durará hasta el momento en que ambos se vuelven uno solo, tornándose así una difícil lucha, aparentemente interminable e imposible.

Los ojos de ese oso parecen humanos, observa el duelo desde las profundidades del bosque como si fuera el juez, el observador imparcial, el carroñero que espera su presa.

Interminable y a la vez escaso, los contendientes no se encuentran, no se dan muerte, quizás porque no lo desean, quizás porque no es posible que esa circunstancia sea posible.

Dan golpes al aire como si temieran hacerse año, como si de antemano conocieran que el contrincante está más cercano de lo que el filo de la espada indica.

Etéreo aroma, grises por doquier, manchas que parecen de acero pulido.

Quizás nada de esto sea posible.

Esa es la verdadera magia de las imágenes, que se diluyen al pasar entre nuestros ojos.

Nos ocasionan angustia vital, densa niebla interior, dolor e impotencia. Nos sentimos identificados, pues, con cada fotograma, con cada imagen, con cada secuencia.

El oso espera al acecho...