NÚMERO DE VISITAS

miércoles, 14 de octubre de 2015

SIRENA FLOTANTE




Sus cabellos están secos como el heno, 
pese a la húmeda alfombra de vida y color 
que soporta su figura. 
Lámparas flotantes e iluminadas 
por el color de los juguetones 
peces que pululan distraídos, 
al albur de la dueña de su amor 
y de su casa. 

Parecen estrellas caídas desde el ignoto cielo 
en busca de la diosa de sus desvelos 
Era hora de dormir o de meditar, 
meditar sobre la vida y el olvido, 
meditar sobre el color de los pensamientos, 
sobre sus brazos extendidos hacia el cielo invisible, 
hacia las profundidades del río 
envenenado por la envidia 

Pero su cuerpo parece una estatua marmolea, 
quizás por eso la sirena desvía la mirada, 
para que no sepamos que sólo la vida 
se abre paso a su alrededor 
atraído por las lámparas flotantes, 
y no por el movimiento de su cola de sirena: 
piel escamada y dorada, 
piel dura, protectora, 
pero también versátil y fluida 
como el agua tenebrosa en la que habita. 

También hay velas encendidas 
que se alimentan del calor proveniente 
de las profundidades de la tierra, 
de los fondos marinos donde también habitan 
seres olvidados, fantasmales y aterradores: 
seres extraños que no osarían salir nunca 
a conquistar las profundidades del cielo. 

Y qué decir del libro manuscrito: 
es sagrado, tiene que serlo, 
de otra forma sus palabras se diluirían 
en el líquido elemento 
que deja flotar el imposible, 
el color, la luz, el pensamiento, el ensueño 

sobre de la diosa de las profundidades.
J.Ángel M.

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