LAS MUSAS
Un viejo hombre árbol a un hada miraba
y a ellas les resultaba incomprensible
que al anciano no le fuera posible
comprender el miedo que les causaba.
El viejo hombre árbol a ambas les hablaba
esperando que le fuera posible
tocar el cabello, en una visible,
y descubrir que la otra le esperaba.
Pero una sacó un puñal de debajo
y la otra una peligrosa y cruel hacha
y la primera le hirió con un tajo
La segunda le cortó con el hacha
y la otra lo remató de otro tajo
y el honor de las dos quedó sin tacha.
y a ellas les resultaba incomprensible
que al anciano no le fuera posible
comprender el miedo que les causaba.
El viejo hombre árbol a ambas les hablaba
esperando que le fuera posible
tocar el cabello, en una visible,
y descubrir que la otra le esperaba.
Pero una sacó un puñal de debajo
y la otra una peligrosa y cruel hacha
y la primera le hirió con un tajo
La segunda le cortó con el hacha
y la otra lo remató de otro tajo
y el honor de las dos quedó sin tacha.
Soneto escrito por Juan Cuquejo Mira
Aquí nadie inventa la corteza que sostenga la locura,
sin embargo los ojos del árbol me sonrien.
Las penumbras son alguien aquí,
algo parecido al pozo siniestro,
al instante quieto de los brazos.
Yo, era flor de loba,
yo era testigo de la oscuridad...yo,
no quiero idolatrarte,
no puedo cargar las alas que atrapan.
Tu raiz.
Es el ciclo de la vida.
mientras que unos nacen y otros mueren.
dos hadas lo velan.
Con pena y dolor.
ya no escucharás el sonido de sus ramas
cuando el viento sople.
Ya no me cubrirá
cuando el sol me queme mi cuerpo.
Y aquí estaremos
hasta el último aliento de tu vida.
Versos escritos por
Maria Fornell
Maria Fornell
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