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domingo, 2 de junio de 2013

DUETO de los hermanos Feltus

Solo duets, de Joseph y Tobias Feltus



Os invito a ver este video -realizado con la técnica de stop-motion- de Joseph y Tobias Feltus… En el fondo de una sala reconstruida al mínimo detalle, un hombre está suspendido en el vacío de sus recuerdos; sin diálogo, hablando sólo a través de las notas de Satie. Su otro yo -su juventud-, aparece de repente para recordarle el pasado y la fugacidad de la vida.





Solo duets, el multipremiado y estupendo cortometraje de animación en marionetas de la pareja creativa compuesta por los hermanos Joseph y Tobias Feltus está inspirado, según sus autores, en Las elegías de Duino del austrohúngaro Rainer María Rilke; sin embargo, y desconociendo esta obra, el tratamiento remite visualmente a los hermanos Quay. Temática y filosóficamente al universo borgiano de la duda ante la muerte, la soledad y la ausencia (y presencia) de un otro yo rememorando cada instante de una vida entre funesiana y perdida por las circunstancias.

La música de Erik Satie, repetitiva, genera una sensación de nostalgia que roza el reproche; un joven viéndose morir a sí mismo, sin haber aprovechado su vida, sin haber plasmado su amor, todo en el silencio que nos proponen los Feltus, todo acompañado por el piano y la lejana voz de una soprano entonando “Una romántica aventura”.


La luz los ilumina cuando deciden dejarse morir, y cuando el joven Rainer desempolva sus propios miedos hacia la mujer que ama, todo con intenciones entre crípticas, oníricas y por momentos repletos de una plasticidad digna de dos artistas provenientes de la fotografía, pero cuyos trabajos rozan todos los ámbitos posibles de las artes.



Borges y los Feltus recorren la misma problemática, no obstante ambas visiones chocan y de ellas se desprende la tercera opción, incluso las más interesante frente a las complicaciones filosóficas que nos presenta la posibilidad de enfrentarnos a nuestra propia decadencia y a nuestra desaparición: acceder a la visión de los grandes artistas.


Ellos no descifran absolutamente nada, pero embellecen nuestra atribulada alma.

En el fondo de una sala reconstruida al mínimo detalle, un hombre está suspendido en el vacío de sus recuerdos; sin diálogo, hablando sólo a través de las notas de Satie. Su otro yo -su juventud-, aparece de repente para recordarle el pasado y la fugacidad de la vida.






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